Fue durante la parada que realizamos frente a la duna 45 en el desierto de Namib para comer, cuando descubrimos a una pareja de grandes cernícalos que me dieron un juego formidable y me hicieron disfrutar como muy pocas veces lo había hecho hasta entonces.
Pudimos observar la entrega de presas cazadas por parte del macho a la hembra, en este caso se trataba de una especie de lagartija de la que como podéis ver en las fotos siguientes dio buena cuenta.
También nos deleitaron con unos maravillosos vuelos de los que os dejo constancia.
Ya son papás
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